Te diriges al pequeño pasillo mágico y te sientas en el suelo, ignorando el creciente hedor de los baños públicos y la humareda desprendida por un escondido cigarrillo narcótico y alucinógeno.
Te dedicas a comer y repartir tu pieza con un moderno sentimiento comunista. Del mismo modo que das, también recibes.
Te callas, porque no hace falta hablar. Ya todo está dicho.
Te acompaña el murmullo de los supuestos estudiantes en el exterior, pero también te acompañan dos chicas.
Dos frikis, raras, estúpidas, idiotas, locas, obsesionadas, irascibles, enfermas, egocéntricas y muchas cosas más, que ante todo, son tus amigas. Las que te sacan sonrisas y se beben tus lágrimas junto a ti.
Dos chicas por las que darías mucho.
Aunque, después de verlas... Creo que no vas a dar una bull shit por ellas. Y lo entiendo, hija, lo entiendo...